Sexo con estilo Sado – Sexpoint Blog
Quizá no sea para todas obedecer o mandar en la cama…
Por Denise Tempone
Pensá tu cama como un gran salón de juegos. En ese salón podés hacer de noviecita enamorada, de amante fogosa, de inexperta o de experimentada. Esos juegos suceden en un sector luminoso del salón, pero ¿sabías que existen algunos rincones más oscuros? En esos rincones, los juegos son un poco más power . Involucran nuevos papeles, un nivel de entrega diferente y, sobre todo, mucha confianza. En la zona oscura, los roles pueden resumirse en dos: amo y obediente .
Lo desconocido
Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando nos hablan de sadomasoquismo (S&M, lamentablemente no son los confites M&M) es la palabra «dolor». Solemos pensar que se trata de llevar al otro (o de dejar que nos lleven) a bordes intolerables de sufrimiento. Esto no es así. El S&M se basa siempre en un acuerdo entre dos. El acuerdo establece que uno va a dominar y el otro va a obedecer, el juego de «hago lo que vos me digas». Usualmente, los amantes hablan de antemano sobre qué tan lejos llegarán y luego se van dando devoluciones muy concretas mientras avanza el juego. Lejos de ser impersonales, estas prácticas exigen mucha conexión para poder distinguir qué parte es real y cuál es fantasía. Generalmente, existen dos niveles de diálogo durante los encuentros. El obediente puede resistirse o suplicar y el amo, ordenar e imponer, como parte de sus roles. Pero luego está el diálogo real, en el que, en serio y fuera de todo juego, una parte se comunica con la otra para ver si realmente quiere seguir y qué tan lejos quiere llevar la travesura .
La entrega
Por supuesto, el tema de fondo de toda esta cuestión en el sexo «Oh!sado» es la confianza . Cualquier aventurita del estilo solo es disfrutable en tanto tengamos la seguridad implícita de que nuestro compañero no va a hacer nada que no nos guste o excite o sin nuestro consentimiento, aunque hayamos armado una escena en la que parezca que sí. Si usás un par de esposas, por ejemplo, vas a entender claramente la idea. No importa cuántos años haga que conocés a tu pareja ni qué tanto lo ames, en el momento en que quedás sujeta a una cama, sin poder moverte ni escaparte, tu cuerpo estará mucho más atento a cualquier sensación y hasta podría invadirte cierto miedito. Lo mismo le pasará a él, porque vos podrías ser el ama (y no precisamente de las llaves ya conocidas). Por eso, si sos amiga de la adrenalina, probablemente expanda tu placer, pero si sos controladora, miedosa o desconfiada por naturaleza, podría no gustarte nada .
El placer
si lo hacés con alguien con quien te sentís realmente conectada, es una manera de vivir el sexo de una forma muy adulta, con plena conciencia.
La rotación
Cuanto más claros estén los roles entre ustedes, más les va a divertir cambiar. Si vos sos la primera en proponer qué hacer, a dónde ir y con quién estar, te va a resultar fascinante ceder el control ciento por ciento . Si, por el contrario, siempre te dejás llevar, es hora de que veas qué pasa cuando el turno de dar órdenes es tuyo. Tal vez te des cuenta de que sos una pésima ama o una pésima «sumisa», y eso seguramente te dará mucho para pensar también fuera de la cama. El S&M es un juego psicológico que nos permite conectarnos con mambos y emociones ocultas. Esto quiere decir que no es para todos. Implica desnudar no solo el cuerpo, sino también la cabeza. Por eso, si te animás, no hace falta que tus encuentros sean oscurísimos, sino sumar picardía y riesgo hasta donde te lleve el deseo.
Sexionario
Bondage: es el arte de atar a un amante para inmovilizarlo.
Catfighting: se trata de jugar a pelearse, como hacen los gatos.
Clave: palabra acordada por los amantes para avisar que se terminó el juego.
Femdom: así se denomina la dominación femenina.
Hammerlock: rasguñar la espalda del amante.
Ripping: desnudar al otro rompiéndole la ropa.
Vainilla: así se denomina el sexo «normal», es decir, sin prácticas S&M.